Fue a finales de abril de 2002 cuando ya observamos con malestar la llegada de un buque de draga que comenzó a succionar los bancos de arena del litoral de Banyalbufar, a escasos metros de la costa, bajo encargo del propio Ministerio de Medio Ambiente y con el fin de regenerar playas turísticas. Ahora es el Ministerio de Transición Ecológica la que lo vuelve a promover. Es una opción que ciertamente de ecológica tiene poco.

Buceadores de Unids realizaron casualmente este verano inmersiones en la zona costera de Banyalbufar y es Port des Canonge, justo en las zonas propuestas como canteras de extracción de arena para regenerar nuevamente playas turísticas. Son fondos ciertamente arenosos, pero muy ricos en biodiversidad, poblados de islotes de praderas de posidonia y con una importante riqueza biológica.

Los fondos arenosos no son desiertos, son fondos muy bien iluminados que permiten un desarrollo sano de núcleos de posidonia, destaca la presencia de arañas y arañots, muy valoradas en el arte culinario, además de una gran variedad de otros peces muy apreciados por parte de la pesca social, incluso sepias. Es el hábitad natural del raor. Todos ellos se alimentan de numerosos invertebrados marinos (gusanos y moluscos), que habitan bajo el manto arenoso y aprovechan los fondos blandos para vivir.

El mismo partido que promovió esa extracción de arena en 2002 en 1997 se había opuesto a ella, y no evitó que se extrajeran diariamente 10.000 metros cúbicos de ese material del fondo marino tramuntañenc ese año.

Al día siguiente de la extracción se depositó la preciada carga en la playa de Can Picafort, que encima tuvo quejas de ciertos sectores por carecer de un color adecuado para esa costa por ser demasiado oscuro y de ser de una tonalidad que no agradaba a los colectivos que habían apoyado esa iniciativa.

Toda la arena depositada en Can Picafort fue arrastrada poco después hacia el mar si haber solventado la tan demandada regeneración de sus playas. El retroceso y avance de las playas es un proceso natural de nuestras costas. Una acumulación excesiva de arena por aportes no naturales repercute en el cubrimiento de ecosistemas existentes y una consecuente pérdida irreversible de biodiversidad marina al alterar su hábitat. Sobre esta situación hemos llegado a una situación en que la arena no está siendo devuelta a la costa, manteniendo un retroceso constante que puede poner en peligro la propia existencia de los arenales turísticos de esa zona.

Uno de los principales motivos de las alteraciones costeras en Can Picafort está directamente causada por la construcción de infraestructuras que se interponen en la normal fluctuación del material arenoso, impidiendo la regeneración natural de la línea costera y arrastrando cualquier aporte artificial de material usado para ampliar sus playas turísticas.

En el día de hoy hemos tenido el placer de entrevistarnos con el ILMO. SR. Alcalde del Ayuntamiento de Banyalbufar Mateu Ferrà, que manifestó que su posición contra la extracción de arena era inamovible y que existía un gran consenso político en nuestra Comunidad en contra del proyecto, además del de su propio Consistorio. Lamentaba que no se tuviera en cuenta la opinión de la ciudadanía. Manifestó que ya se cuentan con informes negativos de la propia Comisión Balear de Medio Ambiente.

Este mismo otoño de 2021, ante el inexorable retroceso de la playas en Can Picafort, ya se han planteando opciones innovadoras en esa costa para evitar la pérdida de arena y permitir la recuperación de sedimentos. Es necesario un plan de choque novedoso y ecológico para contrarrestar la alteración de las corrientes por grandes infraestructuras costeras como puertos y diques. Una de ellas ha sido la propuesta de instalación ecológica de arrecifes o estructuras artificiales en el fondo marino para mitigar el impacto de las olas y permitir la acumulación de arena y la regeneración de las playas por procesos naturales no destructivos.

Ante todo, es imperativo un consenso político, rápido y contundente para evitar daños irreversibles en la costa de Banyalbufar, como así de otros puntos que pudieran verse afectados, y a su vez garantizar la viabilidad de la actividad turística con el fin de evitar dañar el medio ambiente, pero la falta de consenso de nuestros gestores es el lastre más grave que nos hipoteca para el futuro.